miércoles, 21 de enero de 2009

Aquí está, Pia/Aquí está Pia

Ya entré a la uni. Llevo una semana y todo va viento en popa (amo esa expresión y soy taaan predecible al escribir que a veces me duele). Pero más que platicar de mis maravillosas experiencias, les quiero contar de este post.

Todo surgió por culpa de un maestro que nos dijo 'escriban lo que quieran utilizando las 20 primeras palabras de la lista'. ¿Entendieron? Pues nosotros igual.

Resulta que nos mandó una lista con 257 palabras de las cuales conozco con suerte el 5%... La primera composición contiene las primeras 20 y héla aquí.
Pregunta: ¿Así se escribe héla? Aclaración: Me encanta decir héla.
No se consideraba a sí mismo un melómano, pero su conocimiento acerca de la música nos indicaba que lo era. Para sus creaciones siempre usaba clásica: La novena de Beethoven era su favorita. Al ritmo de ésta había terminado el prolegómeno de su obra, o por lo menos el borrador, pues ahora que lo releía, las acotaciones no dejaban de aparecer.
Su aspecto magro nos indicaba que era frugal, sin embargo era todo lo contrario y pocas veces se morigeraba al comer.
Nada lograba arrobarlo como las palabras. Los escritos de Borges y Cortázar podían quitarle el sueño por días, y ahora desde su ostracismo podía realizar su verdadera pasíon: la creación literaria.
Utilizando las palabras como argamasa para construir su obra, siguiendo el aforismo de que el arte es una forma de expresión, nuestro personaje se rompía la cabeza para encontrar las palabras adecuadas cuando de pronto surgió una desavenencia: sintió una oquedad en el estómago parecida a aquella que experimentaba los días en que, como figura pública, pronunciaba panegíricos discursos bien recibidos por oyentes palurdos. En esos casos le recetaban placebos para aliviar sus molestias, sin embargo ahora las causas eran otras.
Su malestar se debía a que su habitación, de la cual no había salido desde hacía una semana, parecía ahora sentina. En el suelo se observaba un almodrote de desechos putrefactos de donde emanaba miasma, y aunque él parecía no darse cuenta de esto, su cuerpo lo resentía.
Se propuso dar un gran trago al odre que lo acompañaba, solo para darse cuenta de que ya lo había vaciado.
El malestar le provocaba ansiedad, por lo que tomó un poco de simonillo y aunque al fin pudo conciliar el sueño, su escrito permaneció inconcluso.
Eso es todo, esta medianamente bueno, pero igual está interesante el ejercicio. Adivina las 20 palabras y te doy un premio.